Porque más vale prevenir que curar, háztelo mirar.

domingo, abril 15, 2007

Histeria

Desde la antigüedad, los médicos han constatado la existencia de pacientes que presentan síntomas físicos sin lesión que los justifique; por ejemplo, una parálisis sin daños en los nervios ni músculos o una ceguera sin anomalías en el ojo. Son pacientes con un conflicto de conversión o somatoforme, conocido tradicionalmente como histeria. En todos estos casos se supone que la causa es un problema psicológico que se convierte en un síntoma orgánico que lo simboliza.
El término histeria deriva de 'hysterus', que significa útero, ya que los antiguos asociaron esta patología con la mujer. Esto contribuyó a que se descuidara la observación de fenómenos histéricos en el hombre, que también existen.
La histeria es un problema muy serio ya que dos de cada tres pacientes con manifestaciones psicogénicas prosiguen indefinidamente con éstas, es decir, no se curan. Hoy en día, la tecnología ha mejorado y hay un mayor número de neurólogos especializados en esta patología. Gracias a ello, se sabe que existen muchos más pacientes con histeria de los que se pensaba. Tanto es así que entre un 20% y un 30% de los pacientes diagnosticados de epilepsia crónica incurable por medios farmacológicos sufren, en realidad, crisis psicogénicas. Además, del 1% al 3% de los enfermos neurológicos con problemas graves como paraplejías, parkinsonismos e incoordinación tienen su origen en problemas de la mente.
Diagnosticar la histeria no es tarea fácil. Los neurólogos no encuentran una explicación física a los síntomas y a veces dudan sobre si éstos son simulados por el enfermo y, por su parte, los psiquiatras no encuentran respuestas convincentes desde el punto de vista científico al origen psíquico de los síntomas. La capacidad de la mente humana para desarrollar conductas peculiares es casi infinita y uno se sorprende viendo casos con insólitas manifestaciones psicogénicas.
A la hora de hacer un diagnóstico es fundamental un especialista experimentado. Las molestias del paciente no concuerdan con ninguna causa orgánica, pero a pesar de ello, el especialista debe realizar los estudios pertinentes como si lo fueran. Es inapropiado que el médico actúe con ironía, minimice el problema -"usted no tiene nada..."- o, por el contrario, embarque al paciente en un sinfín de pruebas que lo único que hacen es reforzar su convicción de sufrir un problema oscuro e incurable -"le he hecho de todo y no encuentro nada"-.
No existe 'una pastilla' que cure los síntomas psicogénicos. Lo ideal es que los pacientes sean manejados por un equipo multidisciplinar formado por neurólogos, psiquiatrías y, en ocasiones, también fisioterapeutas o psicólogos. La colaboración del psiquiatra es ineludible cuando el paciente lleva asociada una grave psicopatología de fondo.