Porque más vale prevenir que curar, háztelo mirar.

sábado, abril 14, 2007

La artritis

La artritis (arthros: articulación y el sufijo itis: inflamación) es una enfermedad que causa dolor, rigidez, hinchazón y pérdida de la función articular. No sólo es una enfermedad que “afecta” las articulaciones, ya que pueden observarse daños en otros órganos. Es una patología que no tiene edad específica o rango de edad para aparecer, siendo igual de indulgente en un niño o adolescente que en una persona de mayor edad. La deformación y la rigidez dolorosa que ocasiona este padecimiento puede ser de tal magnitud que es causante de altas tasas de incapacidad, tanto parcial como total, en los pacientes que la sufren.
Es una enfermedad variable, irregular y larga, por lo que se dice que es una patología crónica. No hay que confundir la artritis reumatoide con el "reuma". La artritis reumatoide es una de las más de 200 enfermedades reumáticas diferentes. Por este motivo los consejos de amigos o vecinos que tienen “reuma” pueden no estar indicados o incluso ser contraproducentes.
¿Cuál es su causa?
Esta enfermedad sigue siendo considerada de etiología desconocida. Sin embargo, hay múltiples estudios tras la pista de los cambios inmunológicos y de la afección de este sistema, y su relación con la aparición y desarrollo de la enfermedad.
Es importante tener en cuenta que hay una larga lista (probablemente más de 100) de patologías que presentan entre sus síntomas y signos a la artritis como debutante, contando cada cual con un tratamiento diferente, por lo que es sumamente importante realizar un diagnóstico acertado para establecer un tratamiento adecuado a cada paciente. Hay varios tipos de artritis; sin embargo, las principales son la artritis reumatoide y la osteoartritis. La artritis reumatoide es una patología fundamentalmente inmunológica, sin conocerse aún, a ciencia cierta, qué desencadena su aparición y desarrollo. Podríamos decir que es una falla en el funcionamiento del sistema inmunológico. Afecta primordialmente las articulaciones de las manos y las rodillas, pudiendo afectar de igual manera cualquier articulación (codos, hombros, tobillos, pies, caderas). El padecimiento de esta enfermedad podría ser el causante de una sensación de enfermedad, cansancio y fiebre.
La osteoartritis es el tipo más común de artritis. Usualmente aparece con la edad, afectando dedos, rodillas y caderas. Se desarrolla básicamente sobre una articulación traumatizada previamente. Es decir, un golpe en la rodilla, mientras se juega al fútbol en la infancia, a pesar de parecer que ya ha sanado, puede ser el foco de desarrollo de una osteoartritis posterior.
Otras condiciones pueden resultar en artritis. Éstas incluyen:
-La gota: Se asocia al consumo de carnes rojas o alimentos con gran cantidad de proteínas y que se produce por la elevación del ácido úrico en la sangre y su posterior depósito en las articulaciones.
-La fiebre reumática: Que se asocia a la infección en la garganta por estreptococo beta hemolítico y produce elevación del Asto.
-El lupus eritematoso sistémico: Ocasiona una mancha en la cara en forma de mariposa y artritis. Puede comprometer los riñones o la sangre, lo cual produce nefritis o anemia autodestructiva (anemia hemolítica).
-Hepatitis viral, en la cual una infección del hígado puede causar artritis.
Es importante anotar que, a pesar de haberse diferenciado una gran cantidad de patologías que cuentan con la artritis como parte de sus síntomas, realmente no se sabe cuál o cuáles son los factores que predisponen la aparición de la enfermedad. Se cree que así como hay una predisposición genética para padecer patologías como diabetes mellitus, cardiopatías o la presión arterial, hay un cierto vínculo entre la presentación de la patología y la información genética de cada individuo. Por lo general las artritis son patologías de curso variable, irregular, consideradas, en la mayoría de los casos, una enfermedad crónica, con ataques seguidos de épocas de leve actividad pero en la que se adicionan síntomas e incapacidad. A veces se puede creer que se tiene una mejoría o cura, y simplemente es el curso natural de la enfermedad. En la mayoría de los casos las artritis no se curan. Se pueden auto limitar o ser controladas con medicamentos. En los casos que se conoce a ciencia cierta su causa (por ejemplo la infección articular, gota o fiebre reumática), el tratamiento adecuado es capaz de curar totalmente la enfermedad. Por todo lo anotado anteriormente, es importante que el individuo con síntomas de la enfermedad acuda al médico, quien instalará el tratamiento adecuado para cada caso específico.
¿Cuáles son los factores de riesgo asociados a su aparición?
Es una enfermedad que afecta con más frecuencia a mujeres, pero también afecta a varones. No es una enfermedad exclusiva de la vejez, ya que aparece, en la mayor parte de los casos, en pacientes entre 35 y 55 años de edad. Igualmente, ésta es una enfermedad que puede afectar a niños, con la misma severidad que a un adulto o a un anciano, y es capaz de provocar secuelas y deformidades irreversibles sin distinción de edad, raza, clase social o sexo.
Sintomatología
Al inicio, los síntomas son insidiosos con malestar general, fatiga, en ocasiones fiebre y disminución del peso. Posteriormente aparece la inflamación en las articulaciones, principalmente en las falanges proximales de las manos y los pies a ambos lados del cuerpo. Usualmente se inflaman más de tres articulaciones y se acompaña de rigidez o envaramiento en las mañanas, de duración mayor de una hora. A veces pueden aparecer nódulos en las superficies extensoras de los codos. Las articulaciones con artritis pueden estar: inflamadas, calientes, enrojecidas, adoloridas.
¿Cómo se diagnostica?
Para saber si una persona determinada padece artritis reumatoide, el reumatólogo valora los síntomas que se han señalado previamente. Hay sin embargo muchas otras enfermedades reumáticas que pueden producir molestias similares. Por este motivo los hallazgos que se pueden encontrar en las radiografías y algunos estudios analíticos (factor reumatoide) son de gran utilidad para confirmar el diagnóstico.
Puede ocurrir que una persona presente dolor e inflamación en las articulaciones durante algún tiempo, y que ni la intensidad de su enfermedad, ni las radiografías ni los análisis permitan al médico hacer con certeza el diagnóstico de una enfermedad reumática inflamatoria determinada.
¿Cuál es el tratamiento de la artritis?
El diagnóstico de artritis reumatoide cambia la vida de una persona, exigiéndole ajustar aspectos, a veces importantes, de su actividad cotidiana a la nueva situación. Precisa de adaptarse con naturalidad y confianza. Hay que saber que hay un grupo de profesionales dispuestos a ayudarle, con el reumatólogo a la cabeza de la orquesta.
Todos suelen disponer de la experiencia que da el haber ayudado a cientos o miles de personas con esta enfermedad. Es verdad que la artritis reumatoide no tiene, en la actualidad, un tratamiento curativo. Sin embargo, esto no significa que no exista tratamiento alguno. Es más, existen tratamientos que permiten controlar la enfermedad en un porcentaje apreciable de personas. La mayoría de pacientes con artritis reumatoide pueden mantener un nivel de relación social aceptable. Es importante señalar que la colaboración entre el enfermo y el médico es fundamental para el control de la artritis reumatoide.
Medidas generales. Hay que evitar en lo posible una vida agitada, con gran actividad física o con estrés psíquico. Si se puede elegir el trabajo, hay que evitar actividades que precisen esfuerzos físicos, obliguen a estar mucho tiempo de pie, o necesiten de movimientos repetitivos, sobre todo con las manos. Dormir una media de ocho a diez horas nocturnas, con una siesta de 30 minutos incluida. Es bueno comenzar el día con un buen baño de agua caliente, que contribuirá a disminuir la rigidez o el agarrotamiento articular matutino. No es bueno retorcer la ropa, abrir tapaderas rosca, presionar con fuerza mangos de cubiertos o fregonas, etc. En algunas ortopedias hay utensilios que pueden ser de gran ayuda para las tareas domésticas. No es saludable practicar deportes con contacto físico y en los que sean frecuentes los choques. Montar en bicicleta por un terreno llano y sin riesgo de atropello, es conveniente, así como nadar o pasear. En los periodos de poca inflamación es muy recomendable practicar algún ejercicio físico de forma habitual y sin cansarse. Durante el reposo hay que mantener una postura adecuada. Es preciso evitar mantener las articulaciones dobladas. No deben ponerse almohadas debajo de las rodillas. Hay que procurar mantener los brazos y las piernas estirados. Es recomendable poner una tabla bajo el colchón y utilizar una almohada baja. En la jornada laboral hay que mantener una posición recta en el asiento y evitar permanecer con el cuello o la espalda doblados durante periodos prolongados. En el trabajo doméstico hay que evitar hacer fuerza con las manos. El uso de un zapato adecuado es fundamental. Conviene un zapato elástico pero firme. Se deben evitar los zapatos de plástico o material sintético. Es saludable llevar sujeto el talón, por lo que se recomiendan zapatos de tipo botín con un refuerzo posterior. La puntera debe ser ancha y el empeine lo suficientemente alto como para que no produzca rozaduras en los dedos. Hay que consultar con el reumatólogo la conveniencia de utilizar alguna plantilla determinada. Asimismo hay que consultar en el caso de que el calzado habitual produzca algún tipo de rozadura. Excepto en casos excepcionales, no hay ninguna dieta que modifique para nada el curso de la artritis reumatoide. Dado que la obesidad supone una carga adicional para las articulaciones de las caderas, de las rodillas y de los pies, es recomendable evitar el sobrepeso o adelgazar según los casos. La dieta típica mediterránea, rica en legumbres, ensaladas, aceite de oliva y pescado puede ser beneficiosa. La actividad sexual puede verse parcialmente afectada por el deterioro articular. Es conveniente comunicar al médico este problema con el fin de buscar una solución adecuada.
Cuidado de las articulaciones
Una articulación inflamada debe ser mantenida en reposo. No hay que atender a consejos de familiares o amigos animando a mover una articulación inflamada “para evitar que se anquilose”, ya que la utilización de una articulación inflamada favorece que se produzcan daños irreversibles en los huesos que forman la articulación en cuestión. Ya habrá tiempo, una vez haya pasado la inflamación, de hacer ejercicios que preserven el movimiento.
Es muy conveniente mantener una buena musculatura alrededor de la articulación inflamada, pero sin mover la articulación. Es útil aprender a contraer los músculos que hay alrededor de una determinada zona inflamada. Son los denominados "isométricos". En esencia consisten en poner en tensión los músculos que hay alrededor de las articulaciones, pero sin que éstas se muevan. Mantener contracciones musculares de 20 segundos de duración 10 veces al día proporciona un adecuado tono muscular. La utilización de aparatos que mantienen la posición adecuada de los dedos de las manos (férulas), para uso nocturno, aún siendo algo incómoda inicialmente, previene deformidades futuras.
Medicamentos
El tratamiento de la artritis reumatoide con medicamentos incluye dos grandes grupos de fármacos:
-Los medicamentos que sirven para aliviar el dolor y la inflamación a corto plazo. Son útiles para bajar la inflamación y sobrellevar el dolor del "día a día", pero no sirven para modificar la evolución de la enfermedad a largo plazo. En este grupo entran los llamados anti-inflamatorios y los corticoides.
Los anti-inflamatorios son medicamentos eficaces. No hay uno mejor que otros para esta enfermedad. Cada persona puede encontrar uno que le va mejor en particular. Si no mejora de sus síntomas (después de un plazo de un par de semanas) o no tolera el anti-inflamatorio prescrito, hay que consultar al reumatólogo para probar otro.
Los corticoides (derivados de la "cortisona") utilizados de forma juiciosa, a dosis moderadas y con unas indicaciones particulares que el reumatólogo conoce, permiten en muchos casos mejorar la calidad de vida a largo plazo, superando a los efectos secundarios que se producen a estas dosis.
-El otro gran grupo lo integran medicamentos que no sirven para tratar el dolor en un momento determinado, sino que actúan haciendo que la actividad de la enfermedad a largo plazo sea menor. Tardan en hacer efecto semanas e incluso meses. No son eficaces en el 100% de los enfermos, por lo que es habitual que el médico tenga que prescribir varios de forma secuencial hasta encontrar aquel que sea más eficaz y mejor tolerado. En este grupo entran el metotrexato, las sales de oro, la cloroquina, la sulfasalacina, la D-penicilamina, la azatioprina, la ciclosporina... etc. En general requieren control por parte del reumatólogo y una estrecha colaboración del paciente.
Tratamiento de las articulaciones
Generalmente los medicamentos funcionan mejorando los síntomas de dolor e inflamación. Sin embargo, pueden presentarse situaciones en las que algunas articulaciones no responden positivamente al tratamiento medicamentoso. Es importante hacerle saber al médico sobre esto (persistencia de dolor y sensación de inflamación). El reumatólogo decidirá, una vez revisado el caso, si hay indicación de un tratamiento directo y más agresivo, que permita la mejoría de la articulación resistente al tratamiento, como lo es la infiltración.
Se debe tener en cuenta que este procedimiento sólo lo deberá realizar un médico idóneo y especializado, ya que él sabrá cuándo, cómo y qué cantidad de medicamento infiltrar en la articulación, para evitar el daño posterior asociado al procedimiento. En algunos casos, a pesar de seguir todos los tratamientos y medidas, la articulación sufre daños irreversibles y de gran magnitud, que imposibilitan su posterior utilización o funcionabilidad. En estos casos, el reumatólogo, como médico cabeza del equipo tratante, decidirá la referencia del paciente a donde un ortopeda para considerar el reemplazo articular.
¿Qué puedo hacer y qué debo hacer frente al dolor articular?
-Vaya al médico. Para aliviar el dolor, muchas personas usan hierbas o medicamentos que se pueden comprar sin receta. Dígale a su médico si toma algunos de éstos. Sólo un médico le podrá decir si tiene artritis o alguna condición relacionada y lo que debe hacer. Es importante no esperar.
-Usted necesitará decirle al médico cómo se siente y dónde le duele. El médico lo examinará y tal vez le tome rayos x (fotografías) de sus huesos o articulaciones. Los rayos x no causan dolor ni son peligrosos. Además, tal vez le saquen un poco de sangre para análisis que le ayudará al médico a determinar si usted tiene artritis y el tipo que tiene.
-La artritis puede dañar sus articulaciones, órganos y piel. Hay algunas cosas que usted puede hacer para evitar que el daño sea peor. Éstas pueden también ayudarle a sentirse mejor.
-Trate de controlar su peso. El exceso de peso podría causar dolor en sus rodillas y caderas.
-Haga ejercicio. El movimiento de todas sus articulaciones le ayudará. Su médico o enfermero puede enseñarle cómo moverse con más facilidad. Salir a caminar todos los días también le ayudará.
-No esfuerce sus articulaciones durante el periodo de inflamación aguda. El ejercicio o esfuerzo físico pueden hacer más daño que bien. Tome los medicamentos como han sido recetados ya que pueden ayudar a reducir el dolor y la rigidez.
-Tome una ducha tibia por la mañana.
-Vea a su médico regularmente.
Recuerde: El médico general o su médico de cabecera pueden iniciar el tratamiento sintomático, es decir, ayudarle con los medicamentos que controlarán el dolor articular. Pero esta patología deberá ser tratada y controlada, si bien por un grupo de médicos, por un reumatólogo que encabece el manejo de esta enfermedad.