Porque más vale prevenir que curar, háztelo mirar.

martes, noviembre 18, 2008

Dr. Abeja

Durante los eones (cada uno de los tres periodos en que los geólogos dividen la historia de la Tierra) de coexistencia de los seres humanos y las abejas, los productos de éstas se han convertido en materia prima de remedios muy populares. El veneno de la abeja recibió una mención favorable del médico griego Hipócrates, así como de Carlomagno. La miel, declaran sus entusiastas defensores, es el paliativo ideal para determinadas dolencias que van desde la tos y el insomnio hasta la enuresis (imposibilidad patológica de controlar la micción).
En los últimos tiempos, la ciencia médica ha investigado sobre tratamientos relacionados con las abejas y sus productos. A pesar de que algunas de sus ventajas parecen ponerse en duda, otras dan la impresión de ser indiscutibles. La capacidad de la miel para curar la piel dañada, por ejemplo, fue constatada en una investigación realizada en Nigeria, que demostró que, aplicada localmente, ayudaba a curar las quemaduras, la gangrena y varios tipos de úlceras resistentes a tratamientos más modernos. Parece ser que la miel contiene un potente bactericida, junto a sustancias que mantienen las heridas secas y propician la aparición de la nueva piel. Asimismo, un estudio realizado en Gran Bretaña, relacionado con algunos donantes de injerto de piel, indicaba que la cera de las abejas aplicada sobre las heridas puede reducir el número de cicatrices.
Todavía no hay evidencias concluyentes que confirmen la eficacia de otras exóticas terapias relacionadas con la abeja, incluido el uso amplia y favorablemente extendido, de las picaduras de abeja para aliviar el dolor de artritis.



viernes, noviembre 14, 2008

La grasa abdominal y la obesidad duplican el riesgo de muerte

Según un estudio publicado en 'The New England Journal of Medicine', la obesidad y la acumulación de grasa abdominal duplican el riesgo de mortalidad.
Para la elaboración de la investigación más completa de la historia se ha hecho un control durante prácticamente una década de casi 360.000 personas... (donde la media de edad ha sido de 51,5 años y donde el 65,4 por ciento eran mujeres. Durante el periodo de seguimiento han muerto 14.723 de estas personas) ...de nueve países europeos teniendo en cuenta temas como la dieta, los factores de riesgo o la genética con el objetivo de establecer una relación entre la mortalidad y el Índice de Masa Corporal.
La grasa abdominal es un elemento de predicción muy importante del riesgo de muerte, siendo el riesgo más alto en los individuos con una gran obesidad abdominal y bajo Índice de Masa Corporal. En este caso el riesgo se puede llegar a multiplicar por dos.
Según el informe, las mujeres con un Índice de Masa Corporal de 24,3 y los hombres con un Índice de Masa Corporal de 25,3 son los que presentan un menor riesgo de mortalidad, mientras que las personas que tienen un Índice de Masa Corporal por encima o por debajo tienen un riesgo superior.
Los hombres con un IMC superior a 35 tienen un 90 por ciento más de riesgo de muerte que los que tienen un IMC de 25,3; y los que tienen un IMC inferior a 18,5 duplican el riesgo de mortalidad. Teniendo en cuenta el perímetro de cintura, los hombres con un perímetro de más de 102 centímetros duplican la probabilidad de morir por cualquier causa, frente a los que tienen un perímetro menor de 86 centímetros.
En el caso de las mujeres, las que tienen un IMC superior a 35 tienen un 65 por ciento más de riesgo que las que tienen un IMC de 24,3 y las que tienen un IMC inferior a 18,4 tienen un riesgo de morir un 71 por ciento más elevado que las de IMC 24,3. En referencia al perímetro de cintura, las mujeres con un perímetro superior a 89 centímetros tienen un 78 por ciento más de riesgo que las que tienen un perímetro menor de 70,1 centímetros.
Según el estudio, las personas con un IMC elevado mueren más por problemas cardiovasculares y cáncer ya que con el almacenamiento de grasa alrededor de la cintura y debido a que el tejido graso en esta área segrega citoquinas, hormonas y componentes activos metabólicamente pueden contribuir al desarrollo de enfermedades crónicas, mientras que las que tienen un IMC muy bajo mueren, en mayor número, por problemas respiratorios.
Los responsables de la investigación han destacado la importancia de que en las revisiones médicas se tengan en cuenta estas conclusiones. "En este caso la prevención o las medidas a aplicar son tan sencillas y baratas como una báscula y una cinta métrica", han dicho.